Durante la última década, se ha conseguido un avance progresivo, aunque lento, hacia la transición energética.
Así lo determina el Índice de Transición Energética (2022) del Foro Económico Mundial.
Ahora bien, este avance logrado no resulta suficiente.
En los últimos tres años, con la crisis medioambiental haciéndose más patente y sumándose la crisis macroeconómica y la geopolítica, la transición energética global se ha puesto bajo presión.
Tras la pandemia del COVID-19, le siguió una recuperación económica más rápida de lo esperado. Esto provocó desequilibrios entre la oferta y la demanda de energía, que, recientemente, se han visto agravados por la guerra entre Rusia y Ucrania.
A consecuencia de todo esto, nos encontramos con un mercado energético volátil, que ha propiciado unos precios elevados de la energía, afectando gravemente tanto a los hogares como a las empresas.
A estos precios elevados de la energía, los acompaña el riesgo de escasez de suministro energético y la dificultad para cumplir con los objetivos climáticos.
El conjunto de estos factores amenaza ahora el acceso a la energía, la seguridad del suministro energético y su sostenibilidad.
Es el momento de impulsar la transición energética mediante un aumento de las inversiones en energías limpias y un nuevo modelo de producir y consumir energía. Es urgente intensificar las intervenciones transformadoras que permitan mitigar el cambio climático.
¿Cómo acelerar la transición energética?
Acelerar la transición energética implica avanzar lo más rápidamente posible hacia un modelo energético que nos aleje de los combustibles fósiles y se base en la eficiencia energética y las energías renovables.
Ahora bien, sustituir el consumo energético actual, procedente de los combustibles fósiles, es una tarea complicada debido a los límites físicos, territoriales y de escasez de materiales. Con las energías renovables, en estos momentos, podemos llegar a producir entre el 30-40% de la energía que estamos consumiendo.
Apostar por una única fuente renovable, por ejemplo, el hidrógeno verde considerado un vector energético, como solución energética es algo ilusorio. La alternativa a los combustibles fósiles y a la descarbonización de la economía para lograr el mix energético adecuado, que se adapte a las circunstancias y características de cada país o región.
Lograr ese 30-40 % en uso de energías renovables para el año 2030 en la Unión Europea se cumplirá de distintas maneras según la idiosincrasia de cada territorio.
No obstante, ante la necesidad de acelerar la transición energética, junto al objetivo de alcanzar la independencia de los combustibles fósiles y lograr un sistema energético más resiliente y una verdadera Unión de la Energía, la Comisión Europea ha propuesto el plan REPowerEU.
Este plan propone un conjunto de acciones coordinadas entre los Estados miembros para transformar, junto al Fit for 55, el sistema energético europeo de forma estructural, reduciendo el consumo y sustituyendo los combustibles fósiles con electricidad, hidrógeno verde y biometano.
Los pilares en los que se basa en plan REPowerEU son:
- Ahorro de energía: aumenta la ambición con medidas de eficiencia para los edificios, la industria, agricultura o el transporte. También incluye un plan para la interrupción del suministro a la industria en caso de emergencia.
- Diversificación de suministro: se propone utilizar la recién creada Plataforma de la Energía de la UE para que los países europeos puedan comprar conjuntamente gas, GNL e hidrógeno, optimizando así el uso de infraestructuras de gas y coordinando el contacto con los proveedores. Esto implica también reforzar las interconexiones e infraestructuras entre países.
- Acelerar la transición energética: aumentando la ambición de renovables a 2030 en la revisión de la Directiva Europea y acelerando la tramitación administrativa para la construcción de nuevas instalaciones de renovables.
- Inversiones y reformas: se limitan las inversiones en infraestructuras de gas y se destaca la necesidad de invertir en redes eléctricas y sus interconexiones entre países. Estas nuevas inversiones serán financiadas con Fondos de Recuperación y otros Fondos Europeos.
Impulso a las renovables, contando con los gases renovables
Entre las medidas que contempla el plan REPowerEU para aumentar el despliegue de las renovables, figuran:
- Establecer un objetivo de 10 millones de toneladas de producción nacional de hidrógeno renovable y de 10 millones de toneladas de importaciones para 2030, a fin de sustituir el gas natural, el carbón y el petróleo en industrias y sectores del transporte difíciles de descarbonizar.
- Un Plan de acción del biometano que contempla una nueva asociación industrial (Alianza Industrial del Biometano) en este ámbito e incentivos financieros para aumentar la producción a 35 bcm para 2030. Además, para 2024, los Estados miembros tienen que recoger por separado los residuos orgánicos, que pueden valorizarse en digestores anaeróbicos.
Estas medidas sitúan a los gases renovables, y en especial al biometano, en un puesto destacado para acelerar la transición energética y garantizar la seguridad energética.
La puesta en marcha del Plan de Acción sobre el biometano requerirá de una combinación inteligente de inversiones y reformas inmediatas. Será necesario identificar los cuellos de botella actuales y proponer soluciones para ampliar su desarrollo.
La Alianza Industrial del Biometano será la encargada de dirigir la cooperación entre los responsables políticos, los inversores y la cadena de valor de este gas renovable para dar impulso a la innovación tecnológica y acelerar la expansión del sector.
Para hacerlo posible, la Comisión Europea propone unos 37.000 millones de euros adicionales que pueden apoyar el desarrollo de nuevas capacidades e infraestructuras para dar cabida al biometano en la red de gas y crear comunidades energéticas.
Este interés generado por la producción de biometano radica en que se trata de uno de los procesos de generación de energía más efectivos, en estos momentos, para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y la dependencia energética.
Esto lo presenta como un gas renovable con gran potencial e importantes ventajas para acelerar el proceso de transición energética.
El Plan de Acción del biometano y la Alianza Industrial como instrumento que lo articule ofrecen la oportunidad de establecer un marco sólido de sostenibilidad para el biogás y el biometano, fomentando el uso de materias primas sostenibles.
Una oportunidad que España debe aprovechar para desarrollar todo su potencial en la producción de estos gases renovables.