El cambio climático se hace cada vez más patente.
Según el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (GIECC), el calentamiento de la Tierra está provocando mayores cambios en los modelos de precipitación, los océanos y los vientos, en todas las regiones del mundo y, en algunos casos, de manera irreversible.
Este verano, sin ir más lejos, en Europa hemos sido testigos de una continuada ola de calor, que ha hecho marcar temperaturas récords en los termómetros de diferentes regiones de Europa, inclusive en las aguas del Mar Mediterráneo, llegando a valores de aguas tropicales.
El aumento de las temperaturas y la intensificación de los fenómenos meteorológicos extremos, como las olas de calor, se traducirán en enormes costes para la economía de la UE y mermará la capacidad de los países de producir alimentos.
Ahora bien, actuar ante estos acontecimientos aún es posible.
Para frenar el avance evidente del cambio climático se deben reducir de manera inmediata, rápida y a gran escala las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y lograr cero emisiones netas de CO2.
Además de reducir las emisiones de GEI, como el CO2 y el metano, a corto plazo hay que tomar medidas para la captura del CO2, teniendo en cuenta que los mayores sumideros de carbono los constituyen los mares, océanos, y los bosques y vegetación en general.
En este sentido, también se trabaja en diferentes tecnologías que permitan secuestrar, transportar, almacenar y utilizar el CO2. Sin embargo, teniendo en cuenta la cantidad de carbono que tendrían que capturar algunas empresas, la mayor parte de estas tecnologías no pueden considerarse baratas.
El papel del biogás en la reducción de emisiones
Llegado el 2050, el modelo energético deberá basarse en fuentes renovables al menos en un 97%.
Este es uno de los exigentes objetivos marcados para poder hacer frente al cambio climático, que requerirá de una importante inversión en fuentes alternativas de energía con las que reducir, de forma drástica, la emisión de gases de efecto invernadero y mitigar la dependencia energética del exterior.
Entre estas alternativas energéticas se encuentran los gases renovables, como el biogás y el biometano.
La industria del biogás y biometano tiene el potencial de reducir las emisiones mundiales de GEI en un 10-13%, según la EBA (European Biogas Association), por lo que es un contribuyente importante para lograr la neutralidad climática en 2050.
El biogás y el biometano evitan las emisiones al reemplazar los combustibles fósiles.
El biogás puede producir electricidad y calor renovables, y el biometano puede inyectarse directamente en las redes de gas, sin necesidad de invertir en nueva infraestructura de red o equipos de consumo del usuario. Su uso tiene las mismas aplicaciones que el gas natural: cocción, calefacción, procesos industriales, generación de energía y combustible de transporte (en forma de bio-GNC o bio-GNL).
Además, estos gases renovables permiten evitar las emisiones procedentes del sector agroindustrial.
La valorización de los residuos orgánicos procedentes de la agricultura (restos de poda y cosecha, destrío) y ganadería (estiércol, purines, aguas residuales), mediante la digestión anaerobia para la producción de biogás, permite la captura del metano, su optimización y su aplicación para generar energía en vez de ser liberado a la atmósfera por el almacenamiento de estos residuos orgánicos.
A su vez, la depuración del biogás en biometano (upgrading) implica la separación del CO2 que contiene en una corriente altamente concentrada que tiene múltiples aplicaciones.
Este CO2 obtenido puede dedicarse a producir metano sintético basado en hidrógeno, materia prima para la industria química o combustibles electrónicos. También se puede utilizar en procesos industriales, como nuevos materiales de construcción, logrando la eliminación permanente de carbono de la atmósfera.
La producción de estos gases renovables no solo implica, por tanto, una reducción de las emisiones, sino también la valorización de estos GEI para la obtención de energía limpia y otros usos industriales.
Digestatos que contribuyen a la captura del CO2
Pero el papel de la industria del biogás y biometano no solo se queda en la reducción de emisiones.
Durante el proceso de obtención de estos gases renovables se genera un subproducto, los digestatos, que pueden ser transformados en fertilizantes o enmiendas orgánicas.
La utilización de estos fertilizantes orgánicos evita el recurrir a los fertilizantes minerales y, con ello, se evitan las emisiones relacionadas con su producción.
En el caso de su uso como enmiendas orgánicas, estas sirven para aportar materia orgánica al suelo, favoreciendo su recuperación.
Estas enmiendas orgánicas ayudan a reconstruir el humus, esencial para el crecimiento de las plantas, y a almacenar carbono, permitiendo que los suelos sirvan como sumideros de carbono.
Si tenemos en cuenta que los suelos de uso agrícola son los que más cantidad de carbono orgánico han perdido históricamente, contribuir a su recuperación gracias al uso de enmiendas y fertilizantes orgánicos, junto a otras técnicas de agricultura de conservación, su potencial de secuestrar el carbono atmosférico es importante.
De hecho, este potencial de secuestro de carbono a nivel mundial se sitúa en 2,1 billones de toneladas al año, correspondiendo a los suelos agrarios una tasa de secuestro de entre 0,4-1,2 billones de toneladas al año.
La restauración de las tierras agrícolas degradadas y el aumento de la tasa del carbono en el suelo juegan un papel importante en el tratamiento de la seguridad alimentaria, la adaptación de los sistemas alimentarios y de las personas al cambio climático, y la mitigación de las emisiones producidas por los humanos.
Una correcta gestión y valorización de los residuos orgánicos para la producción de biogás y digestatos contribuyen a lograrlo, cerrando el ciclo del carbono durante el proceso de producción, según el modelo de economía circular.
Nuestra línea de negocio, Genia Bioenergy, da impulso a este modelo a través del desarrollo de los gases renovables, ofreciendo un servicio integral para la generación de biogás y biometano, que permite la descarbonización de la economía.