Más allá de los problemas ambientales, como el cambio climático, el término ESG (Environmental, Social and Governance) engloba otras cuestiones de ámbito social y buen gobierno, sin descuidar los aspectos financieros, que hacen que una compañía sea sostenible.
El origen del ESG se remonta a la primera década del 2000, como resultado de la evolución de la Inversión Socialmente Responsable (ISR) hacia un enfoque global e integrado de todos los procesos de una compañía, permitiendo ver el alcance del impacto que trasciende al negocio.
El modelo empresarial ha evolucionado y la rentabilidad ya no es el único indicador de si una actividad económica es idónea o no. Cada vez más consumidores tienen en cuenta los criterios ESG (ambiental, social y de gobierno) en el momento de consumir, siendo también utilizados por analistas e inversores para evaluar la sostenibilidad de las empresas.
Los criterios ESG, por tanto, actualizan el concepto de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) y definen qué inversiones son responsables y sostenibles:
- Criterios medioambientales: están relacionados con el cuidado y la conservación del medioambiente. Hace referencia a la toma de decisiones en función de cómo pueden afectar la actividad al medioambiente, ya sea de forma directa o indirecta.
- Criterios sociales: están relacionados con la gestión hacia las personas. Es decir, engloba factores que afectan a empleados, proveedores o comunidades que tienen vínculo con la empresa, teniendo en cuenta valores como la diversidad, derechos humanos, igualdad, etc.
- Criterios de gobierno: tienen que ver con la gestión y liderazgo de la compañía, las políticas internas, la retribución de los directivos, la estructura del consejo de administración, etc. La base de estos factores es la transparencia y sirve para estudiar el impacto que tienen los propios accionistas y la administración de la empresa.
Cada vez más empresas ven como un imperativo integrar estos valores para tener éxito, ganar en rentabilidad y no quedarse rezagadas.
Los criterios ESG se han convertido en un factor diferencial para la toma de decisiones, convirtiendo las inversiones ESG en inversiones rentables.
El papel de las empresas en criterios ESG
Con la pandemia causada por la COVID-19, los criterios ESG tomaron más relevancia en las decisiones de inversión.
Ante esta situación, las empresas tuvieron más en cuenta los criterios sociales y se incrementó la preocupación por las cuestiones medioambientales.
Estas últimas van a jugar un papel cada vez más importante en el posicionamiento de las empresas, al ver que los inversores muestran mayor interés en saber cómo las compañías aplican políticas de sostenibilidad, o qué políticas aplican para la descarbonización de la economía.
Políticas que giran en torno a principios ambientales como el cambio climático y la reducción de emisiones, el uso racional del agua, la biodiversidad, la eficiencia energética, la reforestación, la gestión de residuos o la economía circular.
En cuanto a los criterios sociales, estos tienen que ver con acciones que realiza una compañía en relación a cuestiones como la satisfacción del cliente, la igualdad de género y biodiversidad, el apoyo a colectivos vulnerables y ayudas sociales, salud y seguridad, condiciones laborales, etc.
A estos criterios ambientales y sociales hay que sumarle la creación de políticas internas sólidas, con indicadores claros sobre factores de externalización, cumplimiento normativo o aptitud de los empleados.
Es decir, criterios de gobierno corporativo que ayudan a mejorar la transparencia de las empresas, en cuanto a su modelo de gestión y control interno.
Esto supone un reconocimiento, por parte de las empresas, de su papel como agentes del desarrollo económico, social y medioambiental.
Un papel protagonista con el que buscan aprovechar su capacidad de impacto y escalabilidad para transformar y mejorar las comunidades y los ecosistemas en los que operan.
Iniciativas relacionadas con los criterios ESG
En los últimos años han surgido diversas iniciativas con el objeto de dirigir los flujos de inversión hacia los criterios ESG, con especial relevancia en los relativos a la transición energética y la neutralidad climática.
Algunos ejemplos de estas iniciativas son Race to Zero y LIFE Soria ForestAdapt:
Race to Zero
Esta es una campaña mundial que tiene el objetivo de involucrar a líderes, empresas, universidades, ciudades e inversores en una economía más sostenible, inclusiva y resiliente, que permita lograr las cero emisiones de carbono en 2050.
La campaña fue lanzada en 2020 y se enmarca dentro de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC), liderada por los High Level Champions y la presidencia de la COP y formada por una coalición de iniciativas y agentes implicados que incluyen empresas, inversores, ciudades, universidades y otros actores de la economía comprometidos.
Con ella, se impulsaron esfuerzos alrededor de una economía descarbonizada antes de la COP26, donde los gobiernos debían fortalecer sus contribuciones al Acuerdo de París.
Hasta el momento, en esta iniciativa se han inscrito 733 ciudades, 31 regiones, 3.067 empresas, 173 inversores y 622 instituciones de enseñanza superior, distribuidos entre 120 países.
Se trata de la mayor alianza creada con el fin de lograr las cero emisiones de 2050 y representando, los firmantes, el 25% de las emisiones de CO2 a nivel global.
LIFE Soria ForestAdapt
La iniciativa LIFE ForesAdapt investiga cómo serán los “bosques del futuro” ante amenazas como el cambio climático.
Se trata de un proyecto que pretende aumentar la resiliencia de los bosques del sur de Europa mediante la inclusión de medidas adaptativas en los planes de ordenación forestal públicos y privados.
La Fundación Global Nature es la que coordina este proyecto, junto a un consorcio de socios integrados por la Fundación Centro de Servicios y Promoción Forestal y de su Industria de Castilla y León (Cesefor), la Fundación Empresa y Clima (FEC), la Asociación para promover el uso racional de los productos y servicios del monte (FSC España), la Asociación Española para la Sostenibilidad Forestal (PEFC España), la Universidad de Valladolid (UVa) y la Fundación General de la Universidad de Valladolid (FUNGE).
Además, son entidades colaboradoras y financiadoras de este proyecto el Programa Life, la Junta de Castilla y León y la Fundación Biodiversidad.
Dentro de este proyecto, con el fin de facilitar la inversión de la empresa privada, se ha diseñado una serie de “Soluciones Zero” que tratan de eliminar las amenazas que acechan a los bosques y que son esenciales para trabajar en la adaptación al cambio climático de los mismos.
Estas Soluciones Zero son una oportunidad de inversión para la conservación de los bosques y la revitalización de los entornos rurales. Con ellas, las empresas pueden dar cumplimiento a su RSC y a sus compromisos con la naturaleza y la sociedad. En definitiva, a los criterios ESG.
Genia contribuye como empresa al futuro de los bosques
Genia Global es partícipe de estas iniciativas como parte de su compromiso en la lucha contra el cambio climático y la descarbonización de la economía.
Nuestros proyectos van dirigidos al fomento de la bioeconomía circular, contribuyendo a la reducción de las emisiones y al desarrollo económico y social de las áreas rurales.
Un compromiso acorde con los criterios ESG con los que conformar nuestra estrategia, transformar nuestros procesos y toma de decisiones para lograr un futuro mejor.